Hugo Triano Gómez.
Cuando en una relación social que concluye se habla de
"irse tranquilo, en paz y sin deberle nada al otro" la señal parece buena. Cuando
los dos hacen suya la "especie" suena fenomenal; no obstante la realidad no es
tan sencilla.
En primer término, la tranquilidad y la paz, pasan
necesariamente por la certeza que las partes tenían de que lo que iba a pasar
era inevitable; de otro modo, un lado siempre tendrá algo de sorpresa o de
dolor que reprochar, haciendo imposible negar que se le deba algo al otro, pues
en lo mínimo, el uno podría pensar que el otro, le adeuda honestidad.
Con tan simple razonamiento, no cabe la menor duda que
el paso dado por Andrés Manuel López Obrador al separarse formalmente del PRD,
era conocido con antelación por la dirigencia formal, encabezada por los
"Chuchos" Ortega y Zambrano.
En segundo lugar, y pese a que sean "animales
políticos" los
que se vean involucrados, su lado humano necesariamente los llevará a vivir
-ante la separación- una etapa de duelo, aunque quizás en este caso más
tendiente al futuro que a la actualidad misma, una en la que los que se "asumen
ganadores"
por deshacerse de algo, terminen no siéndolo del todo. Entonces, solo entonces
podrá saberse en que lado habrá más dolor. Hallarlo no será difícil tras un
nuevo proceso electoral.
Con Candidatos propios, tal vez "nuevos
cuadros", distantes
de las "negociaciones" que López Obrador no desea realizar en su
miedo a perder todo, el Movimiento que llama de Regeneración Nacional impulsará a sus abanderados
en unos años más, aún si no llegara a constituirse en partido, gracias al
mecanismo de las candidaturas independientes.
En el fondo si se observa con lupa, está también la
posibilidad de "fortalecer a la izquierda" bajo la figura de la segunda vuelta
presidencial, en la que quizás si no es el tabasqueño, su hasta hace un tiempo
seguidor -que no pupilo- Marcelo Ebrard pudiera tener una nueva chance de enfrentarse al PRI o
al PAN, con el capital de aquel sumado si no le alcanza para más y viceversa.
También debe advertirse que bajo toda lógica, a Morena
le conviene trascender a partido político, comenzando por la cuestión
presupuestal y terminando porque fuera del PRD no será más una corriente, sino un
liderazgo formal.
Con la separación de Obrador del sol aztequismo,
Tabasco y el Distrito Federal parecen dos casos que se cocerán aparte -en los
escenarios creados-. Si bien los gobiernos de Arturo Núñez y Miguel Mancera
llegarán a su primer día de administración cargados de apoyo popular, el
trabajo de "diferencia" que desempeñen más el peso político de López Obrador
puede arrebatarle sin dudarlo, "capital" electoral al perredismo
nacional.
A nadie debería sorprender tampoco que sea en esas dos
entidades donde primero se establezcan los "pilotos" del nuevo partido, incluso
como agrupaciones locales.
Anecdótico ha de ser ver trasladarse a cuadros como el
mismo Arturo Núñez en Tabasco a un nuevo partido, en sus tiempos de gobernador;
dejándole el cascarón a los según ellos "alumnos de Andrés Manuel" y "baluartes
devaluados" de la democracia local: Auldárico Hernández, Pablo "el
Cachondo" de hace algunas legislaturas, Rodríguez Bonfil y Adolfo Díaz
Orueta.
En Tabasco ya se dijo, la escena puede ser sui géneris
con tantos "enamorados" que sigue teniendo la candidatura al gobierno del
estado…Y ahora con más razón. Importante será observar a los hermanos López
Hernández definiéndose también en pos de su aspiración en el 2018 que sigue su
paso conforme a lo trazado.
Empero, con la salida de Obrador y sus "fieles" del PRD en Tabasco, el camino
para aquellos luce despejado, aunque sin la fuerza suficiente. Para Óscar
Cantón en cambio, lo que sucede parece una ventaja, amén de su posible
incrustación en el gabinete Nuñista, pues no le resultará un impedimento para
emigrar a "enmorenarse" situándose de entrada en el hándicap que
parece será el destinado a vencer.
La decisión de los hermanos, ahora mismo, por la
institucionalidad y las razones del Chuchismo, vislumbran un destino diferente.
Como sea, a reserva de los acomodos que vendrán no
puede perderse de vista que la provocada purga perredista le quitará a los
zorros las máscaras de cordero que todo este tiempo han empleado, mostrando
ante propios y extraños su verdadero rostro, uno que hasta ahora fue imposible
exhibir con todas sus letras, por la inusitada tolerancia de los "intolerantes" del sistema.