De discursos, demagogia y alternancia.
Hugo Triano Gómez.
En las sociedades más brillantes
de la historia del humanidad -que las hubo- un discurso no solo enaltecía a
quien lo pronunciaba. Pese a la existencia paralela de la demagogia -su
principal peligro- quien esbozaba conceptos en una pieza discursiva, al menos
se comprometía con ellos partiendo de una realidad ética, de lo que debería
ser.
En la degradación de la
humanidad alcanzada, mencionar "lo que sea" y más en un evento
oficial, es sinónimo de ganarse la gracia del gobernante en turno; de convertirse en "enviado
de" para asestar "golpes precisos". La oportunidad de emplear el
medio para tratar asuntos trascendentes, aclarar otros o despejar incógnitas,
suele desperdiciarse.
Y sin embargo ahí han estado y
están muchos de los presentes, aplaudiendo sin cesar, con la conciencia más que
dormida.
¿Cómo entender entonces
adecuadamente el discurso de la titular de la SERNAPAM Silvia Whizar en el
marco de la conmemoración -en Tabasco- de la fundación de la ONU? ¿Qué hace la
Secretaria de recursos naturales y protección ambiental emitiendo mensajes y
críticas sobre los costos de la energía eléctrica y su afectación económica en
los tabasqueños?
Bien pudo ser el secretario
ejecutivo de la gubernatura el que agarrara al toro por los cuernos y aclarara
de una vez quién le debe a quién en la etapa final del Acuerdo Solidario y Compensatorio por Tabasco. ¿No es acaso el área que diseñó la estrategia? Si el
gobierno decidió hablar del asunto eléctrico ¿porqué empleó el tono y al
funcionario equivocado?
Como ha sucedido en años, Silvia
Whizar encarnó al "gatillero a sueldo", aunque sin la rudeza natural
de éste, para enviar un mensaje que finalmente no conduce a nada.
Ni siquiera decir que "el
costo de la energía eléctrica es una carga para muchas familias" le da
valor a su declaración, pues ni el asunto se acaba de descubrir ni concuerda
con el dicho de otro funcionario de la élite Granierista -Héctor López- que
apenas unos días atrás, habló del acuerdo compensatorio como uno de los
"grandes legados" de la administración de su jefe y guía.
Lo dicho por Whizar Lugo también
es incompatible a lo admitido hace poco por la Diputada Lorena Beaurregard, que
aunque a destiempo, habló del intento priísta por "ocultar el problema de
las tarifas eléctricas". A falta de contundencia, Beaurregard parece dejar
mal parado el trabajo de los diputados federales del tricolor, incluido el suyo
cuando residió en San Lázaro.
¿Desde cuándo intentaron
"ocultar" el problema? ¿Desde su inicio? ¿Desde los tiempos de
Granier? Como sea, la conducta atenta una vez más contra el espíritu de la
representación popular, los discursos y el correcto ejercicio del poder. Chico
favor le hicieron además -el PRI y sus descendientes- al último gobernador de
esta era tricolor. Olvidaron -o no les importó- que ocultar los problemas,
ignorarlos u olvidarse de ellos, no ayuda a resolverlos y por el contrario,
crea nuevos.
Con la escena desarrollada ¿Cómo
puede Silvia Whizar recriminar hechos? ¿Cómo si además la combatividad de la
que algún día hizo gala, hace años comenzó su propia
"transformación"? Por lo que ha dejado hacer es posible resumir que
la titular de la SERNAPAM pasó a engrosar las filas de quienes se han
convertido en lo que buscaban combatir.
De regreso a su discurso, es
claro que sacar a colación un tema tan sentido como el del alto costo de la
energía eléctrica en Tabasco en un evento distinto, coloca las palabras en un
marco de referencia cercano -cercanísimo- al de un acto de presión, del que aún
se duda su efectividad.
Es de destacar a estas alturas, la
nula información aportada por el secretario de gobierno de la administración
Granierista, Rafael González Lastra, que ante las presiones mediáticas, optó
por señalar que "el del adeudo con CFE" no fue un tema a abordar en
su reciente reunión en la SEGOB.
La declaración carece si no de
verdad -si de lógica gubernamental- pues desde que se conoció el encuentro con
Gobernación se ventiló que ese era el propósito. Ante otra omisión, o quizás la
imposición de las reservas para informar, queda la "lógica elemental"
haciendo pensar en cuándo uno recurre a dichas reservas. En efecto, la
respuesta es simple: Cuando algo no es favorable.
A todo esto ¿cómo empleará el gobierno
Nuñista la oportunidad de los discursos? ¿Marcará alguna diferencia respecto a
éste y los últimos gobiernos? Más vale recordar -desde ahora- que la demagogia
y la opacidad también influyeron en la decisión de la mayoría. . . de optar. .
. por la alternancia.