Las sorpresas del Informe
Opinión
Ricardo Sashiel Rivera P.
En vísperas de que el Gobierno de Andrés Granier cumpla tres años y llegue a la mitad de su mandato, se ha confirmado que dicha administración ha sido de sorpresas. Sorpresas que en más de una ocasión el mismo Gobernador ha admitido y reiterado como los problemas con el crimen organizado, los recortes presupuestales y claro, las siempre presentes inundaciones desde finales de 2007.
Granier ha insistido en que el año pasado fue sorprendido con nuevas anegaciones, ahora en la zona de los ríos y que este 2009, pasó de la influenza a la crisis económica siendo rematado rematado con las actuales afectaciones por las lluvias en la Chontalpa.
Dichas sorpresas se enmarcaron ayer en los actos con los que el Gobierno estatal dio entrega de su tercer informe. Y aunque para muchos los eventos oficiales fueron como varios más de los registrados en la era de “Granier”, los de ayer en particular presentaron una radiografía fiel de lo que ha sido la primera mitad de la administración.
Por un lado, en el Congreso Local se repitió el escenario de cada fin de año. Pese a su envestidura como gobernante que suele –y al parecer gusta de- demostrar en los eventos públicos, Andrés Granier evitó una vez más pasar siquiera cerca del poder legislativo; decidió alejarse lo suficiente como para evitar un posible golpe a su imagen, pero a la vez mantenerse dentro de los protocolos y de la ley (guste o no la forma) enviando al segundo de a bordo de la administración, Humberto Mayans. El Secretario de Gobierno a su vez salió al paso ante los medios, se arriesgó a los cuestionamientos por los temas pendientes y contestó conforme a sus facultades, lo suficiente para acallar –por ahora- los problemas vigentes, pero no tanto como lo podría hacer su superior inmediato.
En el acto del legislativo también hubo algunas piezas que completaron el protocolo. Por un lado, los diputados priístas que en silencio respondieron a su “obligación”, por el otro la oposición que una vez más dio muestra de su penosa situación de problemas internos que irremediablemente minimizó su intención de hacer un contrainforme y limitó su debate antagonista a unos cuantos señalamiento “de lejos”.
El evento mayor, el de la pompa y los aplausos evidenció otros asuntos aún más cercanos al Gobernador. La presencia de un Secretario de Estado de una dependencia prácticamente extinta, como la Función Pública para representar al Presidente Calderón, no dijo más que lo que mucho se piensa de la Federación es real: Que tiene poco interés por Tabasco. Esto tomando en cuenta que apenas un día atrás (el sábado 7) en Coahuila, Felipe Calderón fue apersonado por el Secretario de Gobernación Fernando Gómez-Mont para el informe gubernamental del mandatario de aquella entidad. En una situación similar, la dirigencia del PRI decidió enviar al funcionario partidista en turno (por no decir a un cualquiera) que a alguien más cercano a Beatriz Paredes, quien del mismo modo horas antes estuvo con el Gobernador Coahuilense.
Fueron sin embargo los ausentes los que –como es costumbre- llamaron más la atención, el caso del ex gobernador Manuel Andrade por ejemplo, quien del mismo modo tampoco ha salido “al quite” tan seguido y cuya participación política en el estado desde que llegó su sucesor, se ha limitado a unas cuantas apariciones públicas y a un puesto partidista en Campeche que lo mantiene lejos de la situación política, pero cerca del estado.
Los demás, llegaron, escucharon, aplaudieron, asintieron con la cabeza y con la misma se retiraron. Saludaron al inquilino de la Quinta Grijalva, y prefirieron darle paso a los actores vigentes a que protagonicen el escenario principal. Así, la sorpresa del informe fue que no hubo sorpresas.
En contraparte es más sorprendente contar el tiempo y percatarse que ya van tres años desde que inició “la transformación” de Tabasco. Ver que a quienes por un momento les pasó por la mente la idea de que habría un acto más realista para cerrar la primer mitad del Gobierno de Granier, terminaron boquiabiertos por lo habitual del hecho, plasmado en unas cuantas frases de discurso oficial: El constante recuerdo de las interminables inundaciones, los reclamos y peticiones a la federación por más recursos, la insistencia sin respuesta a la CFE por nuevas tarifas, el reconocimiento de una transparencia sin resultados, la auto adulación con obras y acciones provenientes del presupuesto federal, la falta de valentía para tomar decisiones importantes como los tan esperados cambios en el gabinete, la timidez del Secretario de Finanzas para enfrentar una sola pregunta que evidencia el temor por informar de frente sobre los pendientes y el mensaje político que como muchos –muchos- otros no pasó las paredes del Esperanza Iris, que sólo escucharon los presentes y que sirvió para los aplausos del momento, para la edición de mañana de los medios locales. (Y posiblemente para enriquecer la ganancia de los pepenadores. De los mismos que recogiendo basura logran sobrevivir.)
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