#365
El movimiento de estudiantes universitarios
originado en la Ciudad de México ha despertado la conciencia no sólo entre los
jóvenes, sino entre quienes están inconformes con el manejo parcial de las
campañas electorales a través de algunos medios de comunicación, personas que
quizás no salen a las calles pero desde la casa, en el trabajo y en las redes
sociales simpatizan con este “despertar.”
Hay sin embargo el temor de que “soy #132” sea una
moda pasajera al calor de la contienda presidencial o que tome otro tinte ante
la cantidad de mexicanos que se han sumado a este movimiento que representarían
un importante botín para los candidatos, los políticos y los partidos; más allá
de que los estudiantes de las universidades
públicas y privadas se están organizando para atraer la atención a los
problemas que tienen en su sector para que se puedan atender más allá del 1 de
julio.
Concluidas las campañas el movimiento podría
quedar para el anecdotario histórico-electoral del país. Y aunque el fondo de
la protesta sea el manejo informativo o la posibilidad de un regreso del PRI a
los Pinos, hay que echar una mirada a los otros obstáculos que empiedran el
camino de un verdadero proceso democrático, imparcial, del que todos saben,
algunos hablan, pocos critican, menos debaten, unos cuantos se inconforman y
nadie alza la voz: La compra, condicionamiento y coacción del voto que se hace
a través de los “regalos” como
playeras, gorras, láminas, materiales utilitarios y un largo etcétera que a
cada paso de un candidato se reclama. Algunos, los menos, piden propuestas.
Nadie protesta por este intento de comprar conciencias, de este manejo
desinformativo de lo que debe ser una campaña, porque se ve normal.
No hay conciencia, no hay cultura, no hay
educación se argumenta para justificar el limosneo de productos
propagandísticos, en lugar de criticar ésta actitud, Bueno sería iniciar una revolución
de conciencias, ser un ciudadano 365.
¡Sí! un ciudadanos que los 365 días del año y no
solo cada 3 o 6 años que hay un proceso electoral, se ocupe de pedir un cambio;
alce la voz cuando sea testigo de una injusticia en la comunidad; se informe de
lo que hacen los políticos, los funcionarios públicos y les exija cuentas. Que los
365 días del año cumpla con la parte
ciudadana que le corresponde: No tirar basura en las calles, pagar sus impuestos
a tiempo, llegar puntuales a una cita, saber esperar pacientes en una fila. Que
lea durante esos 365 días, que ayude en
las tareas a sus hijos, que se entere de su desempeño escolar y no solo acuda a
la escuela ante una queja del docente, que supervise sus amistades, lo que ven
en Internet, en los medios. Que 365 días mantenga la comunicación en el hogar,
en la escuela, con los vecinos, en el trabajo. Que 365 días sea una persona
informada, observadora, crítica de las autoridades de los tres niveles de
gobierno, que sepa qué le corresponde realizar a cada instancia, que no deje
todo en manos de los gobernantes, que no quiera que sea “el de a lado” quién resuelva los problemas, que sea cooperativo, competente,
consciente. 365 días de ser ciudadanos ejemplares para orgullo propio… para
satisfacción personal.
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