El Ciberpresidente Calderón.

Posted on 20:48 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Flor de líz Pérez Morales


El mundo corre a una velocidad vertiginosa, tanto que no alcanzamos a entender mucho de lo que se nos plantea en la cotidianidad. Por ejemplo, nadie pensaría que el
protocolo presidencial quedaría en un segundo plano frente a lo novedoso de informar en las redes sociales las decisiones del Ejecutivo, acto que desde muchos ángulos y a muchos analistas les parecería inesperado y de poca delicadeza política. Muchas cosas se siguen diciendo después que el presidente de la República, Felipe Calderón informara, antes que a nadie, a través de su twitter "@FelipeCalderon", que probablemente viniera a Tabasco (hace algunos días) para ver los asuntos de la inundación

Con este acto se plantean algunos puntos relevantes para el análisis. En un primer momento se mira el rompimiento del protocolo referente la visita de estado lo que da pie al desconcierto del gobernador que no puede confirmar el arribo del
“personaje distinguido”; desde la regla social se expone así la ruptura de la misma, lo que genera, por supuesto, el desconcierto de un gobierno estatal que aún no lo asume o lo entiende. En un segundo momento se traza el establecimiento de un nuevo modelo político-social, aceptable o inaceptable, en la relación del gobernante con los ciudadanos.

Todos sabemos que la población que acude al uso de las redes sociales para informar o informarse de asuntos inmediatos aumenta cada día; las comunidades de cibernautas que hacen uso de facebook o twitter se incrementan todos los días, con la probabilidad de obtener o brindar información de primera mano.

Calderón Hinojosa se suma así a los muchos personajes que ahora mismo hacen uso de las redes sociales. Parecería muy fácil decir que con esta vía el presidente se va a sentar a dialogar con los nuevos ciberciudadanos y que el acercamiento es más factible, pues según los últimos reportes eran 110,000 los seguidores que tiene el presidente por twitter; sin embargo, también es claro que la lista de gente autorizada para conversaciones con el presidente se limita a 55 personas, por lo que la reducida lista considera al empresario Carlos Slim; Emilio Azcárraga, presidente de Televisa y Lorenzo Zambrano, director general de CEMEX. Finalmente se entiende que el acceso al primer mandatario, por cualquier vía, es sólo para algunos personajes y no necesariamente para el ciudadano común, es decir, el vínculo entre gobernante y gobernados sigue siendo de informante y no de comunicación.

Evidentemente las cosas han cambiado, no así los fines políticos, esto significa un
cambio en las relaciones del los gobiernos con la sociedad en red, lo que implica las nuevas urgencias que determinan la toma de decisiones para seleccionar, diseñar y presentar la información, en este caso para los gobernados. Los procedimientos son entonces más finos y ad hoc con los nuevos sujetos a los cuales va dirigido el mensaje.

Esto abre otras posibilidades en la tarea de gobernar, donde los soportes tecnológicos se constituyen en complejos sistemas que buscan la atención de sectores no cautivos, en la mayoría de los casos de comunidades jóvenes que hasta el momento han sido efímeras en sus posturas políticas. El acercamiento del presidente con estas comunidades se torna entonces significativo, más aún cuando como personaje político mira los recursos tecnológicos como herramientas poderosas e influyentes que determinan el actuar de las sociedades contemporáneas en sus procesos culturales. En esa versión de
sociedades light el presidente se tomó en serio su papel de ciberpresidente y adopta las reglas dictadas por el medio; esto es, brinda información directa e inmediata “para todos”. Inicialmente la situación puede leerse como una nueva versión del acto democrático, en la que pareciera decirse: “en la red caben todos”; noción que dictaría que la democracia se va a medir ahora en el número de seguidores que dan lectura a los discursos del presidente.

La situación esgrime un asunto importante e insoslayable: el uso de los recursos tecnológicos como bases eficientes y poderosas que respaldan los actos políticos; esto es, frente a los discursos orales que ya ubican al político como
“desconfiable” se abren otras dinámicas que se ciernen como nuevos ejecutores de la realidad por lo que el presidente se alerta y toma decisiones al respecto, tales decisiones implican el rompimiento con los valores y las representaciones simbólicas de la política tradicional y la asunción de sus nuevas funciones frente a otras comunidades.

Informar estatutariamente, después del twitter, de una visita de estado por las vías oficiales es simplemente el principio de los roles y funciones que se van dar en la nuevas reglas del quehacer político, pero fundamentalmente en la concepción de
“actos democráticos” que se empiezan a medir bajo la rúbrica del los mercados de redes sociales; en pocas palabras lo podemos entender como: ciberpresidentes para ciudadanos de una civilización virtual, lo que también significa otra manera de entender una relación entre la autoridad del estado y la sociedad en sus libertades.

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