Hugo Triano Gómez.

Hace un año, cuando por primera vez hablamos de “Granierlandia”, se apeló a la conciencia del Gobernador en aras de advertir las necesidades de un cambio en lo que restaba de su gobierno, de un cambio que implicara reconocer fallos. Ayer, Granier pareció ofrecer -por primera vez- disculpas a un pueblo que se mantiene en condiciones de calamidad, en parte, por su contribución.

Por supuesto que el “pueblo” al que nos referimos no fue el que estuvo presente en el Teatro del Estado para el mensaje por su cuarto informe de gobierno. Tanta adulación y uniformidad personalizada, no han sido nunca sanas, ni son reales en el entorno local.

Granier pues –decíamos- habló como no se le recuerda en público, de la “condición humana” de los gobernantes. ¡Sí! como queriendo justificar en la pasión, los errores que su misma condición natural lo ha llevado a cometer, subrayando eso sí, que en el ejercicio del poder “siempre” ha “pensado en el mandato que le fue otorgado”.

El intento de disculpa adoptó otro matiz sin embargo, cuando al final del mensaje dijo a su gabinete que no pueden ni deben “olvidar que el juez supremo es el pueblo y solo él tiene la última palabra”. Faltó precisar si la encomienda es solo trabajar para conservar la plaza política en el 2012 –que sería una idea minúscula, clásica de la politiquería- o si verdaderamente está apelando al interés olvidado de querer hacer historia.

En este contexto da la impresión que más de uno podría confundirse con su afirmación previa, de que en adelante lo “van a ver mucho más por los caminos de Tabasco” y hacer temer a otros con justificada razón, por aquello de que cuando los gatos se van, los ratones hacen –o siguen de- fiesta.

La advertencia de que los funcionarios del gabinete deben “aplicarse de tiempo completo” y que quien no lo haga tendrá que retirarse, parece tardía en virtud de que los tiempos electorales están por llegar más allá de cualquier deseo. En consecuencia es previsible que pronto haya ajustes en diversas cabezas de sector, pues son los mismos que a la salida de Granier, tratarán de mantener vigente su corriente y en efecto, de corregir desde dónde, hasta donde y como sea posible, los manejos administrativos y financieros que dicho sea de paso, apareció ayer, como renovado compromiso.

Más sustancial y claro al “interior”, ante los grupos allí representados, fue el llamado/solicitud -que no orden- para que en el gabinete se hable “claro”, pero además se actúe “con audaz prudencia”. Al exterior pareciera ser “solo” la evidencia de que la teoría del Gobernador pecando de ser “muy buen amigo” está más cercana a la verdad. Después de todo, si hubiera uniformidad de visión y objetivos, pero sobre todo respeto a la autoridad por encima de cualquier estimación, no habría necesidad de pedir claridad, audacia, prudencia.