Inundación 2011: Normalidades de un anecdotario.

Posted on 10:39 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Ricardo S. Rivera Pizarro.


Como cada año, Tabasco vive una inundación más. Sin ánimos de minimizar los daños que actualmente se registran en decenas de comunidades, en especial de Jonuta y Macuspana, la contingencia del momento no debe sorprender a nadie ni mucho menos abrir un nuevo capítulo en la historia de la entidad.
Aunque algunos ya consideran el caso de las afectaciones 2011 como la posibilidad para retomar temas pendientes como el poco alcance del Plan Hídrico, la ineficiencia de las autoridades y hasta las responsabilidades de los ciudadanos ante el cambio climático, la realidad es que Tabasco, en palabras del poeta Carlos Pellicer, es más agua que tierra. Así ha sido y así será.

Pese al antecedente del 2007, aún hay quienes ignoran o pretenden olvidar la verdadera situación de la entidad. Ya pasó el tiempo de pedir responsables de las tragedias hidráulicas de la entidad. Tanto el Gobierno federal como el estatal perdieron su oportunidad de dejar una constancia de qué es lo que ha causado las afectaciones más allá de las ‘lluvias atípicas’ y la ‘luna llena’.
Los temas de ocupación de los causes de los ríos, la entrega de permisos irregulares bajo el cobijo de autoridades, la falta de desazolve de drenes y ríos, ya se agotaron. Algunos de estos asuntos fueron llevados a la PGR para buscar dar con los responsables, y otros más a la Comisión Nacional de Derechos Humanos sin que al día de hoy haya algún resultado.
Aún el reclamo de que la federación podría no tomar en cuenta a los más de 120 mil afectados de la actualidad, a como sucedió en 2009, se desgastó.
Que el Presidente Calderón no cumplirá su palabra de hace cuatro años cuando en plena tragedia dijo que se reconstruiría Tabasco “cueste lo que cueste”, o que el PHIT al final no se ejecutará completo ni con los 9 mil millones de pesos acordados en 2008, es cierto. Tan cierto como que no es un misterio que el gobierno de Andrés Granier, no hizo todo lo conveniente para que eso se cumpliera. Sus múltiples diferencias con la CONAGUA le quitaron calidad y credibilidad para reclamar la falta de obras y la mala calidad de estas. Al sol de hoy, de manera extra oficial se sabe que Omar Komukai cometió irregularidades durante su tiempo de director local del organismo, consignadas por la Auditoría Superior de la Federación en la revisión de la cuenta pública 2009, pero nadie desde un cargo de autoridad se ha atrevido a confirmarlo. El silencio cómplice del Gobierno estatal sólo confirma lo que se ha mantenido como versiones, que las verdaderas diferencias entre la CONAGUA y la administración granierista siempre fueron el número de obras que le repartirían a las empresas afines a cada instancia.
Hoy, Tabasco solo debe esperar que la situación no se agrave, que el clima sea benéfico para esta pródiga tierra y los escurrimientos no se incrementen; que las presas funcionen bajo los acuerdos ultimados en 2010 en el complicado CTOHR, que las obras ya hechas protejan. Pero sobre todo, lo que realmente deseable es que ninguna autoridad o actor político lucre políticamente con el asunto, que cese el desgastadísimo discurso de las afectaciones anuales repetido constantemente por el Gobierno del estado; que no se repitan más casos como el del “Pomoca-gate” donde se repartieron despensas de Protección Civil con fines electorales –según palabras del entonces secretario de gobierno- y no hubo sanciones, que en lo que queda de las dos administraciones –federal y estatal- se concluya lo pendiente, y que los próximos gobiernos cumplan su labor y enfrenten el tema de mejor manera y con verdaderos resultados.
Lo demás… apenas y da para el anecdotario.

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