Caso Granier: José Sáiz y sus días de tormenta.
Hugo Triano Gómez.
Varias son las
lecturas que pueden hacerse tras el anuncio de la Procuraduría de Tabasco, a
propósito de la investigación por el presunto desvío de recursos en la gestión
de Andrés Granier. La legal y la política son imprescindibles para advertir lo
que éste puede desembocar.
De entrada hay
que decir que "la noticia" sitúa a la administración Nuñista en la
escena de "la acción" que los tabasqueños esperan contra los
administradores de Granier a casi medio año de abandonar el poder, pero también
"sin querer queriendo" en la de "la reacción" ante los
recientes dichos de Andrés Manuel López Obrador, que dudó una vez más, de la
autenticidad del "apoyo" del gobierno federal al estatal en el caso.
Ayer, tras anunciarse que "decenas de billetes fueron hallados en una
vivienda de lomitas, Nacajuca", la oficina central de la PGR se apersonó
para el peritaje contable que hoy debe confirmar el trascendido de que el monto
de lo encontrado alcanza los 100 millones de pesos.
Lo que debe
verse con claridad aquí es que involucrar formalmente a José Sáiz en las
investigaciones era un paso lógico, normal, no mínimo por tratarse de quien se
trata, y que tarde que temprano tenía que suceder. En otras palabras, debe
entenderse que para llegar a Granier necesariamente hay que pasar por Sáiz, su
secretario de finanzas, su orquestador financiero, su presumido socio y a quien
se le adjudica la inclusión de otros operadores que se supone una investigación
seria debe alcanzar.
El cateo al
despacho de Sáiz también aporta elementos para pensar, más si se considera que
en el anuncio oficial se habló del "hallazgo de documentos contables y de
equipos de cómputo". Conocer el contenido en ambos casos será vital para
el desarrollo de las pesquisas.
Difícil de
ignorar es lo que en paralelo los incrédulos del gobierno adujeron desde que se
conoció lo que se anunció. Baste decir que las "verdades
impuestas", las
"evidencias sembradas"
de nada le servirían al Estado y por el contrario, serían la hecatombe
que le haría perder en definitiva la credibilidad ante la opinión pública, amén
que pondría en auténtico riesgo la investigación más importante para los
tabasqueños de la era moderna y que podría generarle -además- responsabilidades
y desprestigio nacional.
¿Estará el
gobierno de Arturo Núñez dispuesto a ello? El precio por pagar ya se dijo sería
muy elevado, tan elevado que suena a locura, a versión salida de quienes
defienden lo indefendible.
¿Que si qué
sigue? Que José Sáiz sea citado a declarar como indiciado, que "use"
el amparo de la justicia federal que posee para dar su versión sobre la situación
financiera de la entidad de la que se le responsabiliza, so pena de que quede
sin efecto si sistemáticamente se niega a hacerlo.
Ahora que,
aunque "los hallazgos" de ayer lo vinculen -a juzgar por las palabras
del procurador- con desvío de recursos y quizás con los documentos
"robados" de la ya famosa camioneta oficial, no puede descartarse que
ésta sea una estrategia conjunta entre los gobiernos nuñista y peñista para
hacer "aparecer" a Sáiz y ante la gravedad de su presunto delito sea
requerido por la instancia federal para esclarecer los desvíos de fondos
denunciados en materia de salud, seguridad pública y educación.
Al final de la
jornada, lo que resta decir es que los días de tormenta esperados por José Sáiz
desde que el PRI perdió la gubernatura en Tabasco parecen haber llegado. Habrá
que ver ahora, si los sustentos de la investigación del "gobierno del
cambio" alcanzan a formar un huracán en pro de la justicia o simplemente
dejan todo en un triste. . .chipi..chipi.
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